-Saludos Salva, en
primer lugar y como no puede ser de otra manera felicitarte por tu trabajo con
este libro. Me gustaría que nos cuentes a día de hoy que datos tienes sobre la
marcha de la distribución del mismo. Que tirada ha tenido, si se han hecho más
ediciones. En qué países se puede conseguir y si ya has tenido alguna oferta de
traducción al inglés.
Hola a todos! En primer lugar, muchas gracias por vuestras
felicitaciones! Comienzo diciendo que estamos muy satisfechos por lo que se
refiere a la publicación de “Metal Extremo”: es maravilloso ver cómo, sin
publicidad pagada, solo con el blog y el apoyo de la escena en forma de reseñas
y entrevistas, la existencia del libro ha llegado a todos los metaleros de
habla hispana (incluida Latinoamérica)!
La primera tirada tuvo mil y pico ejemplares, que se agotaron en
cinco meses. Hemos reeditado y estamos dando salida a la segunda edición, y
personalmente también confío en que terminará agotándose.
-A lo largo de la
lectura del libro, son muchas las ocasiones en las que destacas determinados
trabajos o grupos que no tuvieron el reconocimiento adecuado o no tuvieron esa
suerte que, les permitiese llegar a más gente en tiempo y hora. ¿Cuáles nos
recomendarías recuperar, o darles una primera escucha?
¿Qué factores crees que
eran más determinantes para que determinados grupos se quedasen un poco como en
segunda fila?
Era para mí un deber recordar a la mayor parte de grupos
“olvidados” posible, y hacer una lista sería realmente extenso! Así que los
primeros que me vienen a la cabeza son, por ejemplo, Lykathea Aflame,
¡T.O.O.H.¡, Umbrtka, Necrovore, M.Pheral, Mindrot o los inclasificables The
Meads of Asphodel.
Sobre los citados factores, hay decenas de posibilidades, como
haber tenido una mala distribución, que la banda solo publicase demos, haber
publicado un disco de un estilo poco popular en la época... De esto sabemos
mucho en España, un país que ha tenido grandes bandas, como Night to Die o The
Heretic, que merecían haber llegado mucho más lejos y haber tenido una
presencia internacional, pero distintas circunstancias lo impidieron. Esperemos
que en el extranjero algún día puedan ser apreciados, aunque sea en el
recuerdo.
-Sobre la inmovilidad o
intransigencia de los fans de cada género resaltas que hace que a veces ciertos
cambios de rumbo que tomaban algunas bandas fuesen incomprendidas y repudiadas.
En algunas ocasiones esa especie de “integrismo” por el estilo puro ayudaba a
mantener la esencia, pero en otras quizás no fuese tan beneficioso o castigase
de sobremanera a alguna banda, como por ejemplo pasó con las veleidades
death”roll de algunas bandas. ¿Qué opinión personal tienes?
Creo que dicha intransigencia es de dos tipos: personal y
coyuntural. Por un lado, ha habido momentos dentro de la historia de esta
música en que se imponía una cierta forma de pensamiento: por ejemplo, hoy en
día, todos aceptamos los revivals y los regresos de grupos largo tiempo ha
perdidos. Y de la misma manera, como una especie de “acuerdo colectivo” hubo
épocas, como en el 92-93, en que lo normal era desear que los grupos no
cambiaran en absoluto, especialmente dentro de movimientos como el Death Metal
o el Black Metal Clásicos o noruego.
Es por ello, que, por evolución natural o por ir contracorriente,
muchas bandas hicieron lo que debe de hacer cualquier artista, es decir,
rebelarse contra las imposiciones y las reglas a su arte: de ahí movimientos
como el que citas, el deathn’roll, del que podemos recordar ejemplos tan buenos
como el supergrupo Daemon.
Por otro lado, también existe la intransigencia personal: la de
las personas que deciden que hay cosas que les gustan y cosas que no quieren
que les gusten. Esto lo entiendo menos!
-Durante los últimos
treinta años hemos visto como casi todos los sub-géneros atraviesan por
determinadas “travesías por el desierto”, moviéndose por ciclos en los que
parecen recuperarse aunque no sea de la misma forma e intensidad. Hemos visto
la recuperación del thrash metal, sobre todo por las nuevas generaciones, el
death metal sonido finlandés y sueco…
Efectivamente, no es ninguna sorpresa y es algo completamente
normal y cíclico en cualquier movimiento artístico, ya sea literario, visual,
etc... Desde el punto de vista de los fans, puede que no tenga mucha
importancia, ya que opino que todas las tendencias terminan volviendo. Por
ejemplo, ahora vivimos una gran época en el Thrash y se reivindica mucho el
Death Metal Clásico, estilos que estuvieron en franca decadencia hace un par de
décadas. Y por el contrario, el Doom Metal más clásico, que llegó a ser un
estilo popularísimo, está muy lejos de su antiguo esplendor; pero sin duda, lo
recuperará en algún momento. Se trata de disfrutar de lo mejor que nos puedan
dar las bandas y tendencias actualmente, y de no perder de vista a esos grupos
que realizan estilos no tan populares, pero que están creando obras muy válidas
que algún día habrá que reivindicar.
-A día de hoy parece
confundirse todo. Cualquier grupo con guitarras distorsionadas y baterías
disparadas parecen ser considerados Metal, o Death, como podemos ver en los
subestilos NU-metal, o el Death-core etc. En tu libro no tocas a esas bandas,
ya que como dices no son parte real del Metal-Extremo. Para quién no lo haya
leído me gustaría que expliques porqué esas bandas no consideras Metal-Extremo,
por mucho que a veces, se autoclasifiquen como tal…
Cuando planificaba el libro, una de las cosas
más difíciles fue acotar qué se quedaba fuera y qué dentro. Por ejemplo, dudé
mucho de si meter a ciertas bandas, como Converge o Isis, que por sonido,
algunos podrían considerarlas como bandas de metal extremo, aún perteneciendo
al universo del hardcore.
Para poder crear unos límites realistas a un
libro que hubiese podido tener muchas páginas más (con lo que me arriesgaba a
que fuese muy caro de producir y no quisieran publicarlo), tuve que acotar
ciertos estilos y maneras de hacer "metal", y lo hice en base a tres
factores: forma musical, ética y estética.
Así, si bien los citados Converge, Isis o The
Dilllinger Escape Plan podrían entrar en el libro por "sonido", su
estética y especialmente, su ética, se alejaba demasiado de los principios que
dieron forma al Metal Extremo desde sus orígenes. ¡Eso no quiere decír que no
"lo sean"! Para cada persona y para cada oyente, serán una cosa, pero
para el libro, tenía que lograr una coherencia clara.
Así, en mi opinión, el Nu-metal, el Metalcore
o el Deathcore no comparten la ética con que nació el Metal Extremo en sus
orígenes, por lo que no les incluí en el libro. Sin embargo, no quiero ser yo quien
diga “qué es” o “qué no es” Metal Extremo, pues esa cuestión carece de
importancia a la hora de disfrutar de la música: lo que importa es que la gente
disfrute de la música que le emociona, venga del universo del Hardcore, del
Jazz o de cualquier otro.
-Si tuvieses que elegir
un disco que represente los aportes fundamentales de cada subgénero que tratas
en el libro (Death, Black, Grind, Doom) ¿con cual te quedarías?
¡Jaja! Siempre me escapo de puntillas cuando me hacen esta
pregunta. La razón es que, en el fondo, es una cuestión personal de cada uno. ¿Kill
‘em All o Reign in Blood? ¿Leprosy o Altars of Madness? ¿Deathcrush o A Blaze in the
Northern Sky? Es imposible decir cuáles de esos discos fueron más
influyentes o meritorios; lo mejor es escucharlos todos y disfrutar de ellos
sin distinción alguna!
-Si miramos en la Wikipedia la población
de estos tres países (Noruega, Suecia, Finlandia), apenas juntos suman más de 19 millones de
habitantes. Proporcionalmente la cantidad de influencia que han tenido y tienen
estos países en cualquiera de los subgéneros del extremo es notabilísima o
primordial. Desde luego esto no puede ser fruto de la casualidad. ¿Qué factores
culturales, políticos, sociológicos, climatológicos, creen que han tenido que
ver para que se haya desarrollado el Metal Extremo de forma tan profusa ahí?
He de decir que no soy antropólogo, ni sociólogo, y desde luego,
que me encantaría que hubiese algún estudioso que se dedicase a responder a
esta cuestión! Por cierto, hay una autora llamada Natalie J. Purcell que hizo
un estudio con estos objetivos en Norteamérica, llamado Death Metal Music: the Passion and Politics of a Subculture que
recomiendo a todos los interesados en lo social y antropológico dentro del
metal.
Respondiendo a la pregunta, y desde mi ignorancia, hay algunos
factores que se me ocurre que podrían ser los responsables de este interés
nórdico por el metal, y me voy a permitir compararlo con España, como un simple
ejercicio.
-Tradición de enseñanza musical: en muchos de estos países, tocar
un instrumento o tocar en una pequeña banda local son hobbies que cualquiera
puede tener a cualquier edad. En España, salvo en las familias de músicos o en
los conjuntos folklóricos, es rara la familia donde se hace música, y es igualmente
raro que los padres de clase media o baja (tradicionalmente el vivero de las
bandas metal) animen a sus hijos a tocar un instrumento.
-Apoyos gubernamentales: algunos gobiernos como el sueco
subvencionan locales de ensayo y compra de instrumentos musicales para evitar
que los jóvenes pasen demasiado tiempo en la calle y se expongan a las drogas o
la delincuencia. Obviamente, en España no ha habido demasiado interés por
fomentar este tipo de subvenciones.
-Geografía y escenas concentradas: a diferencia de España, un país
geográficamente muy grande y donde es caro y complejo para una banda de jóvenes
trasladarse de una escena a otra (Barcelona, Madrid, Bilbao, Galicia,
Sevilla...), en los países nórdicos las escenas están muy concentradas, y son
muy activas, en ciudades como Estocolmo, Gotenburgo, Helsinki, Trondheim...
-Clima: aunque parezca un elemento secundario, el duro clima
nórdico fuerza a las personas a buscar actividades sociales que se puedan
desarrollar en interiores, como un local de ensayo. En España, a mi entender,
el clima más agradable nos proporciona un ocio más “de calle” que hace que los
niños, por ejemplo prefieran jugar al fútbol antes que tocar la guitarra.
-Siguiendo el hilo de la
pregunta anterior, y del mismo modo, el peso que ha tenido el Black Noruego y
todos los sucesos de principios de los noventa tienen que responder a alguna
explicación racional. En algunos documentales consideran que el Black y el
sentimiento anti-cristiano fue una especie de ruptura con un sistema basado en
la socialdemocracia en el que aparentemente el estado paternalista cubría toda
las necesidades del ciudadano, pero esta ruptura era una especia de
nacionalismo identitario de protección a sus raíces. ¿Cuál es tu análisis?
Por un lado, pienso que dicho análisis surge de unos hechos
aislados que, desprovistos del elemento musical, podrían haber sido poco más
que una noticia de sucesos locales. Sin embargo, cuando el
rock/heavy/metal/black están en la ecuación, los medios tienen un estupendo
caldo de cultivo para crear polémica, demonizar una subcultura muy rica y meter
miedo a cientos de padres.
A partir de este análisis, creo que muchas personas con intereses
personales, partidistas, religiosos, políticos o polémicos han aprovechado las
posibles lecturas de estos hechos para crear una serie de discursos que, de
nuevo, poco tienen que ver con la música y que, una vez más, contribuyen a
banalizar un aporte cultural que, en mi opinión, es de los más ricos e
interesantes que la música ha dado en el último siglo.
-Tu libro ha venido a
cerrar y a completar una serie de acercamientos literarios al Metal Extremo que
existían anteriormente pero de forma dispersa. Teníamos libros que trataban el
Black como “Lord of Chaos”, “Swedish Death Metal” de Daniel Ekeroth, “Eligiendo Muerte” por Albert Mudrian, “El
sonido de la bestia” de Ian Christe… Ninguno había tratado de forma tan
genérica y había agrupado todos los matices del Metal Extremo como el tuyo,
pero y como sucede en cualquier acercamiento histórico, la historia da para
mucho mas, y esperemos que tu libro contribuya a ello. La pregunta es; desde tu
punto de vista como escritor y como fan, ¿cual sería el libro o el acercamiento
que te gustaría que se diese en un futuro libro, aunque no lo escribas tú?
Ciertamente, me encantaría que con “Metal Extremo” haya abierto
una veta con la que mucha gente pueda identificarse y quiera aportar sus
experiencias y conocimientos al respecto.
Personalmente, en mis sueños más salvajes, en cada país del mundo
hay una persona que escribirá la historia del Metal Extremo de su territorio
para que los demás podamos descubrir escenas y bandas que nunca conocimos:
Singapur, Brasil, Polonia, Italia, Reino Unido, y un largo etcétera.
Por otra parte, creo que los estilos laterales del Metal Extremo
tienen mucho que ofrecer, y por ejemplo, me encantaría leer un libro sobre los
grupos que aúnan influencias de Hardcore y Metal o la relación entre el Rock
Gótico y el Metal Extremo.
-¿Piensas que el Death
Metal tocó techo? En el libro “Eligiendo Muerte” se comenta que cuando todas
las grandes discográficas, directamente ellas, o a través de sus sub-sellos, se
interesaron por todas las bandas de Death Metal, además de esperar en vano a
los nuevos Metallica, invirtieron en promoción y medios, y en cambio los grupos
seguían vendiendo prácticamente lo mismo.
Creo que el Death Metal y todos los demás estilos aún tienen mucho
que ofrecer, y décadas por delante para desarrollarse. Es una música que está
aquí para quedarse, y de la misma manera que hoy en día podemos escuchar a
bandas jóvenes tocando con el estilo y la estética de, por ejemplo, Chuck
Berry, estoy convencido de que dentro de cincuenta años seguirá habiendo bandas
que hagan música al estilo de Obituary. Otra cosa es la originalidad que puedan
ofrecer en ese momento! Pero hablamos de unos tiempos futuros en que la
originalidad no será lo que se busque, sino la fidelidad a un sonido
establecido.
E igualmente, como comenta Mudrian en “Eligiendo Muerte”, otra
cosa es que cualquiera de esos grupos vayan a ser superventas mundiales. En
este sentido, me provoca mucha curiosidad saber cómo irá aceptando el público
menos “metálico” este sonido según pasen los años.
-Me da la sensación que
el Grunge siempre tapa históricamente al Death y al Black. Cuando se habla de
la evolución del rock-metal y se llega a los finales de los ochenta, principios
de los noventa, casi nadie cita estos dos movimientos musicales… Salvo quizás a
veces el Black y lo hagan desde más desde el punto de vista sensacionalista,
por los sucesos en torno al Inner Circle, que por lo musical…
¡Para responder a esta pregunta, habría que ver quien habla de esa
evolución! Efectivamente, hay muchos periodistas, y digo periodistas porque son
los que nos han legado la mayor parte de esa historia, que a principios de los
noventa tuvieron dos opciones: apoyar eso que venía del Underground llamado
“Metal Extremo” o saltar al carro del grunge. Como el grunge era popular y
obviamente, hay que vender revistas, la mayoría se subieron a este carro, sin
saber que el grunge moriría pronto y que el Metal Extremo sería el estilo con
más desarrollo e influencia en años venideros, mucho más que cualquier forma
contemporánea de Rock, Hard Rock o Heavy Metal. Esto nos lleva a que, hoy en
día, muchos de esos “periodistas clásicos” tiren como pueden de archivo para
contarnos mes a mes lo que hacen grupos que no ofrecen nada nuevo, mientras el
Metal Extremo sigue creciendo, expandiéndose y mejorando en sus propuestas.
Quizá algún día se hagan a la idea de que está aquí para quedarse!
Por ello, es de agradecer que en su día hubo periodistas como el
equipo de Metali-K.O., que durante años, nos siguieron ofreciendo lo mejor de
la actualidad metálica y que hoy en día, son imprescindibles para entender esa
época.
- En la presentación de
tu libro, tu prologuista Dave Rotten cuando hablaba de la escena española,
hablaba de grupos buenos, destacables pero ninguno que hubiese marcado una
tendencia o referencia notable, ningún sello grande… ¿Qué crees que le ha pasado
a la escena española? ¿La barrera lingüística es a veces un hecho tan
determinante como puede parecer?
Efectivamente, estoy de acuerdo (y es evidente) que España no ha
dado aún ningún grupo de Metal Extremo que pueda ser cabeza de cartel de un
festival extranjero o siquiera liderar una gira internacional. Dudo que la
razón sea la barrera lingüística, pues la mayoría de nuestros grupos canta en
inglés...
Sinceramente, creo que hay una amalgama de razones que hay que
superar para lograr este objetivo. Por un lado, está el problema geográfico que
citaba anteriormente, muy difícil de superar. Y por otro lado, está el problema
periodístico: se apoya aún menos a las bandas extremas españolas que a
cualquier banda de hard rock, aunque ciertamente esto cada vez es más relativo.
Y por otro lado, carecemos de una estructura de sellos con medios
para apostar económicamente por una banda y querer financiarles giras o
grabaciones; dichos sellos suelen apostar por bandas que cantan en español, son
“menos” extremas y orientan su propuesta al mercado nacional o latinoamericano.
El resultado es que hay muchas bandas nacionales con calidad y
posibilidades para competir a nivel internacional, pero casi todas terminan
desanimándose y dejándolo. Algo comprensible, dado que es muy duro ensayar,
componer, viajar, tocar y girar con medios muy limitados, cuando luego tan poca
gente va a los conciertos, se venden tan pocos discos y parece que no se va a
ninguna parte.
Es necesario un cambio que haga que las bandas con calidad no toquen
este “techo de cristal” que les impide moverse a un nivel internacional;
personalmente, creo que estamos en un buen momento para conseguirlo, pero hace
falta la implicación de la prensa (con su apoyo), los sellos nacionales (con
más amplitud de miras), el público (comprando discos y asistiendo a conciertos)
y las bandas (trabajando en serio y con objetivos ambiciosos). Veremos qué nos
traen los tiempos!
-Vamos a cambiar de
tercio y hablemos ahora de tu primera novela narrativa de ficción “Zíngara:
Buscando a Jim Morrison". No hace mucho que la editastes, y me gustaría
que nos cuentes qué respuesta está teniendo en el panorama literario. ¿Cuanto
tiempo te llevó escribir esta novela, como sueles estructurar tu trabajo?
Cuando las musas acuden te pegas diez horas sin parar de escribir, o planificas
por horas tu trabajo y tratas de que la inspiración fluya de forma diaria.
Efectivamente, en marzo publiqué mi primera novela “Zíngara: buscando a Jim Morrison”, que cuenta,
al estilo de una road-movie, las aventuras de Jaime, un adolescente disminuido
físico que decide cruzar el país para encontrar a Jim Morrison, cuando este
visitó España de incógnito en 1971.
De momento, la recepción de la novela ha sido muy positiva, y las
críticas son muy entusiastas, por lo que estamos muy satisfechos.
Sobre mi forma de trabajo, soy bastante metódico: cuando empiezo
con un proyecto, efectivamente prefiero trabajar 10, 12, 14 horas diarias y
todo el trabajo está muy planificado. Empiezo con sinopsis, estructura,
desarrollo de personajes... Y cuando tengo la historia muy clara, empiezo a
escribirla... Y no paro de trabajar así hasta terminarla!
- Salva, vivir de la
música está mal en España, ¿pero vivir de las letras? A quienes no conozcamos
los entresijos del mundo editorial, ¿qué nos puedes contar? ¿Que miserias
esconden las tapas y las hojas de un libro?
Personalmente, he encontrado la manera de vivir “buscándome la
vida” con esto de las letras y sobrevivo haciendo muchas cosas diferentes,
desde guiones para el medio audiovisual, mis proyectos literarios,
conferencias, etc... Esta vida requiere una inversión de tiempo y trabajo absolutamente
ingente, que poca gente se imagina desde fuera. Todo eso lo paga, ciertamente,
estar haciendo un trabajo de corte creativo.
-Eres analista de
guiones cinematográficos para varias compañías. En qué consiste tu trabajo
exactamente.
Básicamente, las productoras de cine me dan los proyectos
cinematográficos que los guionistas les remiten para que yo juzgue la calidad
del guión, su interés con respecto a las tendencias actuales, la calidad de su
estructura, su viabilidad comercial, su presupuesto... Y paso un informe para
que la productora decida si le interesa desarrollar o no ese guión para el
cine.
-También andas metido en
los guiones de cómics y Thule Ediciones ha publicado un guión tuyo llamado
“Robinsón Cruasán”. Cuéntanos de que va este trabajo y háblanos de tus cómics
favoritos. ¿Cuales son tus guionistas referencia en el mundo del cómic, y en el
cinematográfico?
-Bien, Salva llegamos al
final. Te agradecemos enormemente tu tiempo para con esta entrevista, tu
valentía en haberte lanzado en el estupendo proyecto “Metal Extremo. 30 años de
oscuridad” y tus últimas palabras y la forma de contactar contigo.
Solo decir que estoy encantado de haber respondido a esta
entrevista, sin duda una de las más interesantes que me han enviado y agradezco
sobremanera vuestras palabras y apoyo para “Metal Extremo”, un libro que
requirió de un enorme trabajo para llevarlo a cabo y que ha merecido la pena
por todas las muestras de apoyo e interés que he recibido.
Aprovecho la ocasión para recordaros que soy el cantante de THE
YTRIPLE CORPORATION, una banda que os gustará si apreciáis grupos como Arch
Enemy, Machine Head, Fear Factory o Carcass, y que podéis descargar libremente
nuestro segundo EP “The Sentinel’s Eyes” en www.ytriple.com
Os deseo lo mejor para Dismembered ‘Zine y disfrutad del libro!
Una de mis próximas lecturas, Zíngara: buscando a Jim Morrison. He leído buenas críticas de él y ya le tengo ganas.....
ResponderEliminarUna gran colección la de Conspicua, seguro que no me defraudará.
Si queréis conocer más de la novela y la colección:
https://www.facebook.com/conspicuacoleccion