jueves, 25 de octubre de 2012

Cryptopsy nuevo CD, review.

Retorno de una de las grandes bandas del Brutal más rápido desquiciado y técnico. Cryptopsy están de vuelta a su origen, y no porque hayan dejado la banda, si no porque el anterior Cd (The unspoken king, 2008) generó dudas mas que fundadas sobre una posible transversalidad que abandonase el cuño propio de la banda, por veleidades pseudo modernas.

Segundo trabajo con su actual cantante Matt Macgachy (cuarto en la historia de la banda), tan criticado con el anterior álbum, donde en este, ha resarcido cualquier duda, realizando un trabajo vocal a la altura de todos los instrumentos aquí grabados.

Es de agradecer en los tiempos que corren de proliferación de bandas de brutal death técnico, dónde la carrera parece en ver quien hace mas veces sweep-picking y quien cambia mas veces de ritmo, que Cryptopsy demuestren unas dotes técnicas casi insuperables sin caer en el exhibicionismo vacío e inocuo.
Cryptopsy cambian de ritmo, golpean al oyente con sus violentas sacudidas a la estructura de la canción, pero la siguen manteniendo para que las sucesiones de ejercicios y escalas por el mástil se queden para otros y ellos armen una canción mayúscula.
 
Melodías identificables muy al estilo de sus primeros trabajos, una batería llena de matices, que huye del martilleante mecanizado de las ultra-cuantificadas baterías que pueblan el género, unas guitarras al límite en sus riffs, donde se encuentra espacio para solos de guitarra de primer nivel, el bajo tan reconocible de Cryptopsy aunque no sea el mismo músico manteniendo el sonido metalizado y esos detalles que hacen de Cryptopsy la élite del Brutal.
Solamente escuchar el tercer corte de este Cd “Red-skinned scapegoat” es toda una experiencia y una demostración de todo lo mejor que pueden hacer los Canadienses, momento Jazz, de excelente ejecución y gusto, incluido.

Este séptimo full-length viene presentado de forma sobria, con una excelente producción que redondea un nuevo trabajo que, tiene que devolver al olimpo de los grandes del brutal a los canadienses Cryptopsy.
 
 

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